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El deseo es el motor que mueve el mundo

Luis Merlo,Belén López,Emma Suárez y Gonzalo de Castro durante la representación de Deseo

 Mi Butaquita  (08/02/2013)

Teníamos muchas ganas de disfrutar otra vez de una obra de Miguel del Arco, y de nuevo no volvió a defraudarnos.

Ya habíamos visto las aclamadas “La función por hacer” y “Veraneantes”, y lo cierto es que habían puesto el listón muy alto, pero “Deseo” no se queda atrás, es un paso más, una nueva ocasión en la que Del Arco demuestra que el interior del ser humano está cargado de historias y contradicciones dispuestas a subirse a un escenario.

Ayer fue el estreno oficial de la obra y se notaba en la platea, pues entre los asistentes pudimos ver caras conocidas como Paco y María León, Aitana Sánchez-Gijón, José Coronado, María Barranco, Bernabé Fernández, Javier Hernández, Kira Miró, Asier Etxeandia y algún que otro rostro conocido más.

“Deseo” cuenta la historia de Ana (Emma Suárez), una mujer con un matrimonio aparentemente perfecto y muy segura de su marido (Gonzalo de Castro), que invita a Paula (Belén López), una amiga sexy y sin ataduras, a pasar un fin de semana en la sierra con ellos. La idea es jugar a que Paula intente seducir al marido de Ana, mientras ésta intenta que su amiga congenie con Teo (Luis Merlo), un amigo recién separado. Y claro, este tipo de juegos acaban siempre mal.

Emma Suárez sorprende con un personaje que evoluciona a lo largo de la obra. Emma ha sabido captar esa evolución que pasa de la boba que escucha las fantasías sexuales ajenas con cierta vergüenza, a la mujer decidida que quiere ver cuando se enfrenta al espejo. Sin olvidarnos, por su puesto, a la esposa ahogada que termina sacando una ira que no creía tener.

Belén López está sencillamente perfecta en la piel de esa mujer seductora, sin pelos en la lengua y con una vida sexual activa. Sabe ser manipuladora y sufridora a partes iguales, es en definitiva la instigadora del deseo.

Luis Merlo ha nacido para la comedia, y lo decimos porque es el que aporta los grandes momentos de humor en este cuarteto de actores. Junto a Gonzalo de Castro, también soberbio, son los conejillos de indias del experimento femenino.

“Deseo” tiene marcada a fuego la impronta de Miguel del Arco, pues no es una comedia al uso. Con “Deseo” ríes, pero también piensas. Habla de voluntad, de vanidad, de rutina, de los matrimonios perfectos, de peligrosos juegos. Y qué sería de una buena obra sin un gran giro inesperado; lo que parecía una velada de risas se torna dramática, casi trágica, dejando al público casi sin respiración y poniéndole los pies en la tierra.

Ayuda mucho a crear este ambiente la escenografía, que se resume a dos grandes bloques giratorios que van mostrando diferentes espacios escénicos. Estos cambios de ambiente, junto a una iluminación inquietante, especialmente cuando Emma Suárez muestra sus miedos, se realizan casi como un baile. Los actores no aparecen en cada escena, si no que fluyen con ella, como si fueran parte del atrezzo, pues al fin y al cabo lo son.

“Deseo” es un peligroso ejercicio que hacer reír e impacta a partes iguales, una de esas obras que necesita el público, y el teatro.​

Fuente

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