Autor: Miguel del Arco
Director: Miguel del Arco
Producción: Nicolás Belmonte - Carlos J.Larrañaga - Pedro Larrañaga
Ayte.Dirección: Aitor Tejada
Dirección téctina: David González
Cartel y fotografías: Sergio Parra
Música: Arnau Vilà
Iluminación: Juanjo Llorens
Vestuario: Ana López
Sonido: Sandra Vicente (Studio 340)
Escenografía: Eduardo Moreno
Auxiliar de vestuario:Javier Gumiel
Auxiliar de dirección: Antonio Domínguez
Ambientación de vestuario: María Calderón
Confección Vestuario: Emma Suárez, Taller al dedal
Ayudante escenografía: Marta Quijano
Arte: Cristina Torrecilla
Realización escenografía:
Mecánica: PERONI SYSTEMS
Decorados: MAMBO DECORADOS
Mobiliario: SCNIK
Telón Pintado: MARÍA CALDERÓN
Colchas: EL IMPAR (Santi Calle)
Una producción de Trasgo Producciones, en coproducción con Kamikaze Producciones y Lazona Films.
EQUIPO
“Ana, una mujer de más de cuarenta años y casada desde hace veinte con Manu, disfruta de los relatos sexuales que le hace Paula, de una edad parecida y sin compromiso, a la que ha conocido casualmente en el gimnasio. Paula es gráfica y expresiva al narrar sus aventuras, tal vez animada por el brillo voraz que reflejan los ojos de Ana. Empujadas ambas por el vértigo del deseo deciden llevar a cabo un experimento durante un fin de semana en la casa de campo de Ana y su marido, quien será objeto del mismo junto a su amigo Teo”.
SINOPSIS
Luchamos permanentemente entre la necesidad de trascender y la constatación de que nuestra vida no es más que un secreto fisiológico. Esa lucha básica, tan básica que a veces puede convertirse en primitiva, es la que hemos intentado plasmar en los acontecimientos que tienen lugar a lo largo de un enajenado fin de semana en el campo.
Shakespeare acudió a los filtros mágicos para contar esta especie de brote sicótico al que nos pueden someter nuestros instintos más primarios. Nosotros hemos preferido plantearlos “a pelo”. No es tan poético, por supuesto. Es incluso “humillante pensar que tantas aspiraciones confusas, tantas emociones (sin contar los sufrimientos) tienen una explicación fisiológica”.
Tampoco tenemos ya tantos condicionantes sociales para hablar de cosas que en mayor o menor medida todos tenemos latentes… ¿No los tenemos? No sé, de repente no estoy tan seguro. ¿Somos más civilizados, más razonables? “Nada nos empuja tanto a las extravagancias del instinto como la regularidad de una vida demasiado razonable”. Parece que no me voy a poner de acuerdo ni siquiera conmigo mismo. “Y si no hay nada que nos sirva de guía. Y si todo es tan nebuloso sobre una cuestión tan elemental como la ética del sexo, ¿qué nos servirá de guía en la moralidad más sutil de los demás contactos personales, asociaciones y actividades? ¿O es que estamos hechos para actuar siguiendo únicamente nuestros impulsos? Es todo muy oscuro.” Hay veces que si te dejas envolver por la oscuridad se consigue un estado de mayor percepción, más sensitivo, más propenso al viaje emocional… Ojalá sea el caso. Ese es nuestro DESEO. MIGUEL DEL ARCO.
“Quizá lo que haga la voluptuosidad tan terrible sea que nos enseña que tenemos un cuerpo. Antes, solo nos servía para vivir. Después, sentimos que aquel cuerpo tiene su existencia particular, sus sueños, su voluntad y que, hasta la muerte tendremos que contar con él, cederle, transigir o luchar.
Sentimos (creemos sentir) que nuestra alma solo es su mejor sueño. Solo, ante un espejo que des-componía mi angustia, he llegado a preguntarme qué tenía yo en común con mi cuerpo, con sus placeres o sus sufrimientos, como si no le perteneciera. Pero le pertenezco, amiga mía. Este cuerpo
que parece tan frágil es sin embargo más duradero que mis virtuosas resoluciones, quizá más que mi alma, porque a veces el alma muere antes que él. Esta frase quizás te escandalice más que toda mi confesión: tú crees en la inmortalidad del alma. Perdóname por estar menos seguro que tú, o por tener menos orgullo; con frecuencia, el alma no me parece más que una simple respiración del cuerpo.”
DESEO contiene las tres acepciones que la Real Academia propone como definición:
1/ Aspirar con vehemencia al conocimiento, posesión o disfrute de algo.
2/ Anhelar que acon-tezca o deje de acontecer algún suceso.
3/ Sentir apetencia sexual hacia alguien.
Entre las tres podría explicarse casi cualquier vida humana. Bien es cierto que tratamos de atar en corto nuestro deseo porque sabemos como dijo Montaigne que nuestro deseo es indeciso e incierto; nada sabe poseer y nada sabe gozar rectamente. Aunque también sabemos que sin dejar vía libre a esa fuerza motriz el ser humano jamás hubiera progresado.
Permítanme que comience este breve introducción a DESEO con una cita de Marguerite Yourcenar que define a la perfección el conflicto de base que intentamos plantear:
INTRODUCCIÓN